jueves, 8 de septiembre de 2016

No eras tú.

''¿Cúantos besos he de negarte para que te vayas? ¿Cuántas llamadas tengo que dejar sin respuesta?¿Cúantas cosas terribles vas a aguantar? ¿Cúan mal te tengo que tratar para librarte de mi? ''
No paraban de pasar por mi cabeza todas esas preguntas. Tú no me necesitabas, ¿para qué retenerte conmigo? No te dejo... avanzar. Además no te quiero, ya no me gustas. ¿Qué más me puedes ofrecer? Dios... Soy tremendamente egoísta, pero tan solo es una cría, veinte años... Tengo casi cuarenta ¿Qué estoy haciendo?

Fui a la cafetería de siempre, la de la esquina, ''La Bohéme''. Pedí un expreso y me quedé mirando fijamente a la taza de porcelana que tan bien quedaba sobre la mesa de madera. Me perdí un instante en mis propios pensamientos:
''Esto no nos lleva a ninguna parte, yo me estoy hundiendo, no quiero que se hunda conmigo. ¿Por qué aún no rompió ella conmigo? ¿Realmente me querrá? Ah... Seguramente. Soy yo el que no la quiere... Quiero decir, sí; sí que la quiero, pero no de esa manera. Supongo que le cogí cariño después de este intento de llenar mi alma, de distraerme. Pero yo no quería que se enamorara... ¡Ni yo quiero enamorarme! ¡Bah! ¿Pero cómo me voy a enamorar? Es demasiado joven, no tiene futuro.''

Estaba tan concentrado en mi dilema, que ni siquiera la vi llegar por la puerta. En cuanto me di cuenta de su presencia, ya se había sentado a mi lado, estaba seria, muy seria, no era normal en ella. Cuando le saludé me di cuenta de que tenía los ojos llorosos, le pregunté si pasaba algo. Rompió a llorar. Me dijo que ella no quería que pasara, que no lo había planeado, que fue un... ''desliz''. En fin, ella me había engañado con un compañero de su facultad. En cuánto acabó de contarme toda la historia, de como se sentía mejor con él, de que los últimos meses él la apoyó mucho, y de que yo no la traté como debería, se me escapó una sonrisa triste. La verdad es que las noticias me habían sentado como una patada en el estómago. Dulce ironía... Ella dijo que lo mejor es que lo dejásemos, que esto no funcionaba, éramos muy diferentes; que no sentía lo mismo. Le di un beso en la mejilla, me levanté, pague la cuenta y me fui, sin apenas mediar palabra. Me fui a caminar un rato, creo que hasta me resbalaba alguna que otra lágrima por la mejilla. ¿Cómo puedo ser tan idiota?

Siempre pensé que la enamorada era ella, que era ella la que iba a sufrir sin mi, que me quería de verdad, y que yo solo la estaba utilizando, que a mi solo me importaba el sexo, que no sentía nada por ella. Ay... no podía estar más equivocado. Quizá lo que me molestó fue el hecho de que ella me dejó a mi, que iba a ser yo el fuerte, el que lo hacía por su bien... Pero ahora es ella la que salió victoriosa, la que consiguió engatusar a un hombre y dejarlo triste como a un niño. ¡Y es que ahora la quiero de vuelta! Puede que sea porque ya no está conmigo, porque ya no me quiere. No... No es eso, ella no me merece, y esto no iba a ninguna parte... Es la triste condición humana, querer todo lo que no podemos tener.

lunes, 29 de agosto de 2016

Lluvia de verano.

El cielo está nublado, puede que se aproxime una tormenta; sin embargo, es verano, 19 de julio para ser precisos. ''Hace día de quedarse en casa'', pensé, así que me dispongo a buscar un vinilo en mi estantería, coloco uno lento, el de la banda sonora de Amélie. Comienza a sonar ''Si tu n'étais pas là''; me dejo caer sobre la butaca que está al lado de la ventana mientras pienso en cuanto me gustan los días grises en verano. Me permito perderme un momento entre la fina lluvia que resbala en el cristal, entre las hojas de los árboles que rozan la ventana movidos por la brisa, entre la gente; entre esa gente que escapa de la lluvia; y esa lluvia que tan solo es agua. No entiendo por qué nos refugiamos de algo tan esencial para la supervivencia humana como es el agua.
Sigo embobada mirando a la gente pasar, hasta que reparo en un chico que no se está refugiando de la lluvia; está totalmente absorbido por un libro. A él no le hace falta refugiarse, ya está lejos de ahí... De hecho tiene una infinidad de mundos al alcance de su mano. ¿Se daría cuenta de que ha empezado a llover?
La lluvia va ganando intensidad a medida que pasa el tiempo, y estoy segura de que aquel chico no alejó su mirada del libro ni un minuto. ¿Qué estará leyendo? A decir verdad despertó una cierta envidia en mi, él está tan lejos de la realidad... Una gran sonrisa invade su rostro, podría asegurar con firmeza que es la sonrisa más hermosa que he visto en años, es tan pura y tan sincera... Podría contemplarla toda la vida. Cierra el libro y empieza a recoger todas sus cosas. De pronto, debido a un gran impulso que se apoderó de mi, abro la ventana y en un momento de poca cordura le grito: ''¿Cómo se llama el libro?''. Como es normal se sobresalta y busca inquieto de dónde procede la voz; ''Aquí'', digo gritando otra vez mientras balanceo los brazos. Conseguí hacer surgir la sonrisa de la que me había enamorado hace unos minutos, sus ojos marrones casi negros me están mirando ahora fijamente, y sus filas de negras pestañas rizadas me señalan. Noto un rubor infantil subiendo por mis mejillas, sin embargo tengo que luchar contra el pánico, y pese a sentirme incapaz de articular palabra, vuelvo a formular mi pregunta ''¿Cómo se llama el libro?''. Se quedó mirándome fijamente y dijo sonriendo: ''Me sentiría realmente decepcionado si no bajaras tú a averiguarlo después de estar mirando como lo leía durante una hora''. Solo con pronunciar esas palabras mi cuerpo comenzó a temblar por los nervios, y de mis labios surgió una sonrisa de emoción. ''Helena'', dije, ''Yo Paris'', dijo él.
Por supuesto, no estoy muy segura de que se llame Paris, pero voy a jugar a creérmelo un rato. Ay... Cómo me gusta dejarme enredar.

sábado, 2 de julio de 2016

Serendipity.

Serendipia: descubrimiento o  hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.


Fuiste mi serendipia. Mi casualidad más bonita. Todas esas fotos que encuentro poco a poco cuando ordeno la habitación. 
Y las serendipias, ¿se acaban? ¿se les puede poner un punto y final? ¿se las puede echar de menos? 
Te podría cantar mil canciones desafinadas, escribirte cien poemas y mandarte diez  cuatro cartas de amor. Podría caminar eternamente hacia atrás para conseguir darle la vuelta al tiempo o incluso correr muy rápido hacia delante para que esto duela menos. 
Te podría echar de menos, y caray si te echo de menos. 
Y mientras tanto tú, quien sabe. Tu puedes seguir como si nada, puedes irte de copas y escuchar las mismas canciones de siempre. Puedes no llorar cuando abrazas a la almohada y seguramente puedas hasta sentirte mejor que antes. Puedes no sentirte vacío de repente y puedes no estar recordando todo el rato fechas sin mucha importancia.
Y sonará absurdo, porque también puedo yo. Pero yo no fui la serendipia. Yo no fui la que caló hondo. Yo no fui la que decidió irse. 


martes, 5 de abril de 2016

Perdí.

soy ya incapaz de contar cuantas cosas; 
Perdí la noción del tiempo.
Perdí el sueño, mil y una noches.
Perdí lo que había buscado durante años.
Perdí las ganas de ganar
y de intentarlo.
Perdí los ánimos, las fuerzas, y el valor.
Perdí mis pendientes favoritos.
Perdí un tornillo, por lo que dice mi madre.
Perdí amigos, o compañeros, o a gente.
Perdí el par de mi calcetín.
Perdí la cuenta de los días,
y los meses, 
y los años.
Perdí la sensibilidad, o a lo mejor ya estoy acostumbrada a tener demasiada.
Perdí la cabeza.
Perdí la memoria
y lo peor de todo, es que no sé si la quiero recuperar.

martes, 16 de febrero de 2016

But I still haven't found what I'm looking for.



Nos pasamos la vida buscando. Buscando el amor, la amistad, dinero, cultura, diversión. Pero siempre buscando. Porque de eso se trata todo esto, de crear nuestro propio mapa del tesoro hasta desenterrar el cofre. ¿Y entonces qué?
Entonces vuelta a empezar.
Y es que los dos días que pasamos viviendo, uno lo dedicamos a amar y otro a ser amados, pero indirectamente buscamos el ser felices.
Quizás haya gente que ya lo ha encontrado, quizás haya gente que cree que abandonó hace tiempo, pero no es así, porque siempre buscan algo, aunque sea a la mismisima muerte, pero una muerte esperada, deseada, bien recibida. Es que sarna con gusto no pica, dicen.
Y muchas personas ya habremos pasado del odio al amor, del amor al olvido, del olvido a la verdad, y creemos que lo sabemos todo, que ya habemos visto todo lo que teníamos que ver, que es hora de meternos en cama y dormir. ¿O de seguir soñando?
Porque tras una cosa va la otra, y nunca nos cansaremos de buscar, como Sherlock busca la verdad o como Gatsby busca a Daisy.